Cuando adelgazar pone en peligro nuestra vida.La anorexia es un trastorno físico y psicológico que se caracteriza por una disminución repentina del peso corporal, en ocasiones agravada por una enfermedad orgánica o por el ESTRES. Las víctimas de este padecimiento, por lo común mujeres adolescentes, sientes un temor infundado de engordar y por esa razón hacen intentos desmedidos por bajar de peso; tratar de conservar la esbeltez se vuelve una obsesión pues de esa manera esperan resolver sus problemas, como las presiones familiares y escolares, la inseguridad, la baja autoestima y el trauma de dejar la infancia.
Para algunas adolescentes el inicio de la menstruación y los cambios físicos que la acompañan se vuelven un factor que impide ejercer el control de su cuerpo, así que el dejar de comer se vuelve un medio para recuperar dicha facultad regulatoria. La consecuencia es que en poco tiempo pierden las curvas del cuerpo, en algunos casos dejan de menstruar y la preocupación que despiertan en los demás por su aspecto las hace sentirse bien.
Algunos especialistas han hallado una relación entre la anorexia y la difusión que realizan la televisión y el cine de una figura esbelta como signo de buena salud, éxito y felicidad. Muchas mujeres son vulnerables a ese mensaje, y las estadísticas revelan que también entre los hombres hay cada día más casos de anorexia, sobre todo entre profesionales jóvenes.
Se considera que la anorexia es una fobia a los alimentos provocada por un trastorno mental in específico. Quienes la padecen no pierden el apetito pero procuran hacer caso omiso de la sensación de hambre; a veces comen en forma desmedida y luego se provocan el vómito deliberadamente, toman laxantes y diuréticos o ayunan y hacen ejercicios extenuantes. Paradójica mente, los anoréxicos a menudo se obsesionan por la comida y sienten la necesidad de cocinar o de estudiar recetas y menús.
A medida que se exacerba la obsesión del anoréxico por permanecer delgado, empiezan a manifestarse diversos efectos secundarios como depresión, ansiedad, insomnio, anemia, esterilidad, pérdida del impulso sexual, dificultad para concentrarse, estreñimiento, sudoración excesiva, disminución de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial y de la temperatura del cuerpo, cambios de color y textura del cabello, las uñas y la piel y crecimiento excesivo de vello corporal.
Si la persona no recibe tratamiento médico una vez alcanzada la fase crónica de la anorexia, puede morir de desnutrición, hipotermia o deshidratación. Como la pérdida de peso resulta evidente para todos menos para el enfermo (que se percibe más obeso de lo que está), la insistencia de sus familiares para que coma debidamente puede empeorar las cosas. Es conveniente consultar a un médico en un caso así; él seguramente hará ver a los parientes del anoréxico la necesidad de ser comprensivos para ayudarle a restablecerse.
Tratamiento.
El primer paso del tratamiento es convencer a la persona para que acepte la ayuda médica.
Como muchos anoréxicos tienden a provocarse el vómito después de comer, la solución más conveniente suele ser internar al enfermo en un hospital para que se supervise de cerca su recuperación y se le anime a alcanzar el peso corporal óptimo.
Una vez dado el alta el paciente requerirá los servicios de un consejero, un psiquiatra o un psicoterapeuta para prevenir la reaparición del trastorno, Además de ayudar al paciente a analizar sus problemas y pautas de comportamiento, el terapeuta vigilará su estado de salud general y lo alentará a adoptar una filosofía de la vida más optimista.
Algunos médicos han comprobado que en ciertos casos los anoréxicos se recuperan de forma espontánea si logran resolver sus conflictos personales.
