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miércoles, 4 de mayo de 2011

¿eres deportista? Preparación psicológica de un profesional.

  1. Muy a menudo, el deportista tiene en la competición un rendimiento inferior al que cabría esperar por sus resultados en el entrenamiento. Ante la proximidad de una competición importante muchos atletas duermen poco y mal, alteran sus costumbres alimentarias y sus ritmos de vigilia y descanso, y en la propia competición dejan de prestar atención a los aspectos relevantes, empiezan a menospreciarse a sí mismos, pierden la confianza en la victoria o abandonan ante la menor dificultad, con la consiguiente disminución del rendimiento. El propio entorno deportivo (objetivos del entrenador, medios de comunicación, directivos, competitividad entre compañeros, negociación de contratos, corta vida deportiva...) genera una presión difícil de soportar y que puede acarrear inestabilidad deportiva y personal. Los principales problemas psicológicos vinculados a la competición deportiva son: La ansiedad. La situación estresante de la competición suele generar una elevación del grado de ansiedad del sujeto que puede romper su equilibrio emocional y desencadenar numerosas alteraciones en sus hábitos, sus ciclos biológicos y sus estado de ánimo antes y durante la competición. 
  2. La falta de concentración. Por desgracia a menudo el deportista sufre grandes fluctuaciones en su nivel de atención, centra su interés en aspectos irrelevantes, cambia su objetivo sin motivo y, consecuentemente, se deteriora su actuación. 
  3. Los pensamientos inadecuados. Consciente mente o inconscientemente, el atleta valora y analiza su actuación, sus posibilidades, su motivación. Esta valiosa capacidad de análisis puede sin embargo acarrear serios problemas. Sin no hay confianza en uno mismo, si se sobrevolara a los contrincantes sin se cree en el éxito, si se piensa en lo que puede suceder en caso de no triunfar, disminuye la probabilidad de conseguir el esperado éxito. 
  4. La pérdida del control. cuando el desarrollo de la competición no sigue por los cauces previstos, especialmente si el deportista se ve superado por su contrincante en los deportes de oposición, puede sentirse humillado, frustrado y enojado con lo que hay grandes posibilidades de que reaccione de forma descontrolada  agrediendo a su adversario, insultando al público o manifestando su malestar rompiendo violentamente el instrumento deportivo o respondiendo airadamente al árbitro, lo que puede comportar una fuerte sanción. 
  5. La mayoría de los deportistas han desarrollado por sí mismos estrategias para afrontar los diferentes problemas psicológicos que aparecen en la competición. Sin embargo, otros tienen un rendimiento inestable y cualquier pequeño contratiempo les afecta, por lo que un entrenamiento psicológico adecuado contribuye a aumentar su estabilidad. 
  6. Pero la preparación psicológica no es sólo importante para los deportistas de alto nivel, sino de forma especial para los principiantes. 
  7. Los entrenadores deberían integrar la preparación psicológica en su programa de entrenamiento, al igual que incluyen la preparación física, la técnica, etc.. 
  8. Si bien cada persona y situación son diferentes, la preparación psicológica conlleva el dominio de diversas procedimientos entre los que destacan: 
  9. La relajación. Para disminuir los efectos negativos de la ansiedad, el atleta ha de ser capaz de relajarse rápidamente, a pesar de que su posición no se cómoda, del ruido y los comentarios delos adversarios, lo que requiere un entrenamiento específico. 
  10. La visualización. Para facilitar su concentración y mejorar el dominio de sí mismo, se puede emplear la práctica imaginada. 
  11. Esta técnica, que requiere una previa relajación, consiste en reproducir mentalmente la secuencia de la actuación tratando de imaginar los mismos elementos, gestos y vivencias que ocurren en la competición. El deportista se ve a sí mismo compitiendo con éxito, y observa su ejecución correcta y los elementos esenciales que intervienen, así como los ruidos, los olores y las sensaciones que conllevan. 
  12. Mantenimiento de la concentración. Cada deporte conlleva ciertos requisitos de atención específicos. El sujeto debe prestar atención a estos aspectos de su entorno y de sí mismo. 
  13. Ha de aprender a seleccionar el tipo de atención pertinente en cada momento de la competición y ha de saber cómo conseguirlo. 
  14. Fijación de objetivos adecuados. En ocasiones, las metas son deseables pero utópicas, lo que suele acarrear una falta de confianza en las propias posibilidades del deportista. 
  15. Por tanto, es conveniente que aprenda a fijarse objetivos específicos, cuantitativos, a corto y largo plazo, asumibles, que dependan de su actuación y sean objetivables. 
  16. Control de los pensamientos. Finalmente, ha de aprender también a controlar sus pensamientos antes y durante la competición. El deportista cuando entrena y compite, interactúa globalmente con la situación deportiva. No sólo percibe y se mueve, sino que en todo momento valora la situación en la que se encuentra, analiza su propio comportamiento y piensa en las expectativas futuras. El juicio del deportista tiene una gran incidencia en el rendimiento deportivo, tanto positiva como negativamente. 
  17. Quien sepa aprovechar al máximo sus capacidades intelectuales para superar la fatiga o la presión ambiental, tendrá mayores posibilidades de planificar su comportamiento y salir airoso en las situaciones imprevistas y adversas. 
  18. JOAN RIERA RIERA (PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA)