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viernes, 13 de mayo de 2011

Atracción interpersonal (psicología social)

       ATRACCIÓN INTERPERSONAL

       La atracción interpersonal se puede entender, de una forma amplia, como el juicio que una persona hace de otra a lo largo de una dimensión actitudinal cuyos extremos son la evaluación positiva (amor) y la evaluación negativa (odio). Sin embargo, hay que añadir que este juicio o actitud no se suele quedar en esa dimensión cognitivo- evaluativa, sino que es frecuente que vaya asociado a conductas ( por ejemplo, el intento de estar junto a las personas que nos atraen), sentimientos (sentirnos alegres o felices junto a tales personas) y otras cogniciones (por ejemplo, inferir que una persona muy atractiva tendrá otras características positivas).
 ¿Qué es lo que hace que una persona nos resulte extremadamente atractiva  mientras otras apenas llaman nuestra atención o nos provocan un claro desagrado? La respuesta, evidentemente, no es sencilla. Hay quienes experimentan un impulso irresistible hacia las personas pelirrojas, quienes lo sienten hacia las personas que aparentan sumisión y dependencia y quienes sienten repulsión hacia ambos tipos de personas, por citar sólo algunos ejemplos de la diversidad de características que consideramos atractivas. Nuestra respuesta a la anterior pregunta pasará por exponer, en primer lugar, aquellos mecanismos psicológicos que median en el proceso que subyace en el hecho de que alguien nos parezca particularmente atractivo. Dichos mecanismos coinciden con los principales modelos teóricos que existen en Psicología social sobre la atracción. Posteriormente presentaremos algunos factores más específicos que influyen sobre la atracción. La eficacia de estos factores puede ser explicada por los mecanismos psicológicos descritos.
Explicaciones psicosociales de la atracción
A lo largo de los años se han propuesto muchas explicaciones alternativas de este fenómeno que venimos comentando. A continuación se exponen algunas de las que han gozado mayor aceptación.
El principio básico común a todas las teorías de la consistencia cognitiva (por ejemplo la teoría del equilibrio de Heider, la de la disonancia cognitiva de festinger o la de la congruencia de Osgood y Tannenbaum) era que las personas intentamos mantener la coherencia entre nuestras actitudes y entre éstas y nuestras conductas. Aplicando este principio al campo de la atracción interpersonal, podríamos citar como ejemplos de relaciones equilibradas o consistentes las siguientes: tener las mismas ideas que nuestros amigos, las mismas aficiones que nuestra pareja, tener como compañeros de trabajo a personas que nos caen bien o ver muchas películas de nuestro actor favorito. En cambio, serían ejemplos de relaciones inconsistentes, que pondrían en marcha fuerzas psicológicas para restablecer la consistencia cognitiva, las siguientes: discrepar profundamente en cuestiones ideológicas de nuestros amigos, tener aficiones opuestas a nuestra pareja, trabajar junto a alguien que no podemos soportar o sentirnos obligados a ver todas la películas del actor que más detestamos. Siguiendo con estos ejemplos, las soluciones a tales situaciones desequilibradas podrían ser tan diversas como cambiar nuestra ideología, divorciarnos, cambiar de trabajo o descubrir facetas positivas en el actor detestado.
Las consecuencias de la asociación y del refuerzo
Los efectos de la asociación sobre la atracción interpersonal, siguiendo los principios formulados en el condicionamiento clásico, consisten en que nos sentiremos atraídos hacia quienes aparezcan asociados a experiencias buenas para nosotros y nos desagradarán quienes estén asociados a malas experiencias. Por ejemplo May Hamilton pidieron a mujeres universitarias que evaluaran el atractivo de varias fotografías de varones. Previamente se había averiguado qué tipo de música les gustaba (rock) y cuál les desagradaba (música clásica de vanguardia). Mientras realizaban las evaluaciones, unas chicas tenían como música de fondo aquella que les agradaba, mientras que otras escuchaban las que les desagradaba. Los resultados mostraron claramente que las primeras efectuaron evaluaciones más positivas de las mismas fotos que las segundas.
El hecho de que las personas conozcamos, aunque sea intuitivamente, los efectos de la simple asociación, puede explicar el denominado efecto MuM, consistente en que las personas nos resistimos a transmitir malas noticias a los demás , las distorsionamos, las hacemos menos negativas o nos las callamos, aunque no tengamos nada que ver con tales noticias. La razón parece estar en que creemos que, al transmitirlas, aparecemos asociados al evento negativo ante los ojos del receptor y le resultaremos, en consecuencia, poco atractivos.
Otro mecanismo básico del aprendizaje es el refuerzo. Aplicado al caso de la atracción interpersonal, este mecanismo significaría que nos sentiríamos
atraídos hacia quienes nos recompensan, pues producen en nosotros sentimientos, positivos y rechazaríamos a quienes nos proporcionan consecuencias negativas, pues producen sentimientos negativos. Así por ejemplo, no resulta sorprendente que quienes nos evalúan positiva mente nos resulten más atractivos que aquellos que nos critican.


Intercambio e interdependencia.

Los dos tipos de mecanismos anteriormente expuestos se refieren básicamente a los efectos, cognitivos o evacuativos, que una persona produce en nosotros. Sin embargo, estos efectos generalmente no tienen un valor en sí, independientemente del contexto de interacción en el que a menudo tienen lugar los procesos de atracción. Así por ejemplo la evaluación positiva que alguien es la persona a quien amamos en secreto desde hace años que si alguien a quien detestamos profundamente. De acuerdo con la teoría del intercambio social, una persona nos resultará atractiva si creemos que las recompensas que se derivarán de tal relación son mayores que los costes que implica.
La teoría de la interdependencia es más especifica, centrándose en la interacción entre dos personas. El juicio sobre lo beneficioso que resulta o puede resultar una relación para nosotros y , en consecuencia, el juicio del atractivo de la persona implicada en dicha relación, depende de las comparaciones que efectuamos utilizando dos criterios:
 El nivel de comparación que se refiere a la calidad de los resultados que una persona cree que se merece. Este nivel se basa en las experiencias pasadas y cualquier situación actual sólo será juzgada como beneficiosa si excede dicho nivel de comparación puede estar formado por nuestras anteriores relaciones, las relaciones que mantienen nuestros amigos y el tipo de relación que vemos en el cine. Por supuesto que este nivel de comparación cambia con el tiempo: de una anterior relación afectiva podemos, por ejemplo, haber aprendido que pedíamos demasiado de la otra persona.

El nivel de comparación con alternativas. Una relación simplemente algo satisfactoria puede ser la mejor evaluada por nosotros si es la única alternativa que tenemos. En cambio, cuando en esa misma situación se presente una mejor relación alternativa., que promete mas recompensas que costes, es probable que la evaluación de la primera caiga en picado y dicha relación deje de existir.

Lo importante de estos últimos enfoques es su énfasis en el papel que las evaluaciones subjetivas tienen en el proceso de intercambio social. Las recompensas y los costes dependen de las experiencias de los individuos, de sus creencias, de las atribuciones que hagan sobre sí mismos y sobre los  demás y están, además, en continuo cambio.

Siempre ha surgido la pregunta ¿como saber si le gustas a una chic@?
La mirada: Cuanto más te mire a los ojos y sobretodo a la boca, más probable es que le gustes. Si te mira de forma fija y no quita sus ojos de ti.
Distancia del cuerpo: Cuanto más cerca este su cuerpo del tuyo.
Caricias a si mismo: se acaricia el pelo, o se toca la nariz, se acaricia las piernas.
Propuesta para una cita: te propone quedar a comer o a cenar.
Tiempo a solas: prefiere estar contigo que con sus amigos.
Regalos: te regala una flor, o algún detalle bonito en señal de que le gustas.
Se pone colorad@: sucede en algunos casos se sonroja y se pone nervio@.
Justifica su conducta sin pedirselo. Por ejemplo, está contigo, va al servicio, y te pide que no te vayas que ahora viene. Si te da razones o justificaciones sin pedírselas y a otros/as chicos/as no, son puntos para que le gustes.