Translate

miércoles, 8 de junio de 2011

Si hay que castigar mejor hacerlo bien

El castigo no es recomendable como método educativo, pero a veces puede ser útil. El castigo nos dice lo que no debemos hacer; el refuerzo lo que debemos hacer; el refuerzo lo que debemos hacer. Lo ideal es combinar ambos. En cualquier caso, el castigo nunca debe ser violento ni doloroso. 
1. Utilice castigos adecuados a la edad. 
A un niño de 10 años que ha incordiado a su hermana y le ha roto su juguete, se le puede prohibir ver la tele una tarde; a un niño de 3 años que no para de tirar la comida del plato, podemos sentarle en una silla durante un minuto. 
2. Hay que combinar el castigo con el refuerzo de la conducta adecuada; si el niño juega con su hermana pacíficamente, le alabaremos o le besaremos; y lo mismo haremos cuando el de 3 años esté comiendo correctamente. 
3. No prolongue el enfado una vez que la conducta inadecuada cese. Se castiga la conducta, no a la persona. 
4. No sea contradictorio: si ha castigado a un niño luego no se disculpe; y no pase por alto mañana lo que ayer le pareció reprobable. 
5. Una vez que haya decidido castigar, no se vuelva atrás por las protestas del niño ( así que piénselo antes de imponer un castigo desproporcionado).